Llegaste hace mucho tiempo inesperadamente
en los primeros años de mi niñez, tu frio abrazo me tomo por sorpresa y aún no
sé si fue porque yo lo necesitaba o quizás más probablemente porque vos
necesitabas abrazar a alguien y yo en ese instante frágil de inmensa perdida y
confusión resulte estar demasiado cerca de vos. Me hiciste convivir con vos
diariamente en aquellos primeros años no soltando ni un segundo de mi mano,
jugábamos, dormíamos y despertábamos siempre juntos siempre inseparables. Un
día no sé cómo ni porque te dije adiós y vos me miraste con tu triste sonrisa con
tus bellos y abismales ojos y me contestaste “hasta pronto”. Y fue así que
logre olvidarte y sentirme libre de tu melancólica presencia por un tiempo,
aunque nunca logre sacudirme del todo la sensación de que me observabas desde
las olvidadas esquinas o desde rincones inalcanzables, desde esas ventanas sin
luz del vacío que, aunque no veo sé bien que existen.Después del dolor en una noche cerrada y
trágica cumpliste con tu anunciada profecía y volviste. Entonces como la
primera vez entraste sin anunciarte me diste un escalofriante beso y esta vez
te apoderaste de todo lo que encontraste de mi herido corazón, de mi quebrada
alma, de mis sentimientos, de mis miedos y mis deseos, lo tomaste todo dentro
de tu puño y lo trituraste mientras me prometías ya nunca más abandonarme. Durante los siguientes años te convertiste en mi más
fiel compañera, me susurraste poemas y música ahí en donde ya no hay tiempo ni
distancias, me llevaste una y mil veces ahí donde no hay absolutamente nada.
Sin embargo, con el paso de los años comencé a sentirme exhausto de tu tristeza
y en vano intente perderte, recorrí mil lugares y viaje a países extraños, pero
al llegar vos ya estabas ahí esperándome para recibirme dentro de tu conocido abrazo
y para con tu presencia hacer de esos nuevos lugares algo ya familiar. Besé y
me acosté con bellas mujeres intentando ponerte celosa para ver si así te irías
de una vez por todas, pero vos simplemente te quedabas ahí callada y confiada y
fue una noche que me tocaste la espalda con tu helada mano mientras yo
intentaba ignorarte y me dijiste al oído “Yo siempre estaré aquí al lado tuyo
todo lo demás es pasajero de eso yo me encargo”. Y no se fuiste vos, si fui yo,
si fueron ellas, si no fue nadie o si fuimos todos, pero lo cierto es que
cumpliste tu promesa y ayuntaste una por una sus presencias. Hoy
sentado bajo el cielo sin estrellas todavía estas aquí como casi siempre al
lado mío, solos vos y yo charlando de absolutamente nada y de todo al mismo
tiempo, estas aquí llenando con tu perfume el cuarto como lo hiciste esa
primera vez en que llegaste tan bella, tan segura, tan callada y majestuosa con
ese abismal abrazo que no me hizo sentir mejor en aquel momento ni tampoco
ahora pero que sigue siendo después de tantos años y de tantos fútiles amores
todo lo que tengo y hoy como ayer me miras otra vez a los ojos como nunca nadie
me ha mirado alcanzando la profundidad más íntima de mi ser y me vuelves a
susurrar con absoluto silencio que me quieres y en tu beso infinito una vez más
inevitablemente me desmorono en vos… mí
siempre fiel SOLEDAD.
foto: kevin The_Lonly_Street_Of_Dreams_1024x768jpg
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