Tuesday, February 2, 2021

Adiós mamá


 Siento el vacío de tu ausencia en lo más profundo de mi ser, sé  que era cuestión de tiempo y que ya  resultaba inevitable tu partida al amanecer, al atardecer o al anochecer. Pero aunque lo haya sabido con anticipación nunca deja de doler. Aunque no haya sido una sorpresa, aunque sabía que era algo que tu cansado cuerpo anhelaba y aunque sepa bien que estabas ya anciosa por partir todavía no me deja de quemar por  dentro este sentimiento de tristeza de que ya no te volveré a ver, de que ya no me reflejare una vez más en tus  ojos claros  llenos de amor, de que ya no escucharé tu cariñosa voz en la distancia de una llamada telefónica o en esos maravillosos instantes en los que viajaba a visitarte una y otra vez, de que ya  no podré abrazarte o abrigarme en tu cariño incondicional que me regalaste desde mi niñez.

Te fuiste lejos esta vez y por ahora me relultara imposible alcanzarte en la inmensidad de ese absoluto misterioso al que te has lanzado a navegar. En vano desde la costa de mi realidad intento verte en el horizonte de  ese infinito océano que es el más allá. Y sin embargo te siento ahí más allá de las estrellas y de lo que mis ojos logran mirar, más allá del tiempo, más allá de todo lo que uno pueda imaginar, te siento ahí presente en ese enigma que algún día a mi también me envolverá, te siento viva madre mía en mis recuerdos, en mis pensamientos y en lo más profundo de mi corazón.
Te siento tan cerca y a la vez tan lejos sin que te pueda hablar pero pudiendome de alguna forma aún comunicar en los profundos ecos de esta soledad. Sé que estás allí y que de alguna forma también estas aquí, sé que siempre vivirás en mis sueños, en mi alma y en mi ser hasta que llegué ese amanecer, ese atardecer o ese anochecer en el que yo también zarpe ilusionado con volverte a ver. 

Wednesday, April 29, 2020

La corriente que me lleva hacia ese mar

Como agua clara de un río interminable yo reflejo el azul del cielo o las tormentas que se acumulan en el horizonte. 

Y como el agua turbia de los ríos voy corriendo, sorteando las piedras y los obstáculos que encuentro en el tan largo camino.

Y voy regando y fertilizando los campos que se encuentran a mi lado y que me miran entre el resplandor de los días y las estrelladas noches. A veces susurrando al oído de quienes quieren escuchar y otras veces gritando ante los oídos sordos de quienes se han perdido en el espeso bosque.

Corro despreocupado hacia el desconocido destino que mis aguas ya han surcado y arrastrando conmigo en la salvaje corriente el pasado ya muerto y la esperanza del inminente futuro que se crea en el choque contante de mis aguas en las orillas de este presente que a veces estará hecho de risas y otras veces de lágrimas.

Puede que me encuentres en tu camino o que me descubras cuando estás perdida, tal vez yo sea una molestia que interrumpe tu rumbo o tal vez con suerte yo sea quien le otorgue un destino y me convierta en lo que necesitabas y buscabas para saciar tu sed o para darle un sentido a tu cansado andar. Puede que tan solo sea un corto descanso para que te refresques y para que sanes en mis aguas las heridas que ese loco recorrido te ha dejado. O quizás decidas quedarte en mis orillas y vivir conmigo. No lo sé. Como sea yo estaré constantemente ahí inamovible y corriendo al mismo tiempo, guardando en el fondo de mi ser los misterios, escondiendo vida y muerte en mi interior, pero hablándote al mismo tiempo de todo en medio de las muchas veces callado y estático paisaje en el que nos acostamos y despertamos una y otra vez.

                                                              Fotos: Thomas Elliott

Y el tiempo como mis aguas pasará y también como mis aguas el tiempo volverá en la forma de recuerdos y memorias dulces y amargas, que alimentarán los sueños que continuarán imparables y las aguas serán por momentos pacíficas y agradables y otras veces las aguas serán peligrosas y salvajes. Pero de verdad no importa el estado de lo ocurre en el momento porque lo sobreviremos todo de una manera u otra y es que soy río y en el río todo pasa y todo se supera y nada interrumpe ese rítmico transcurrir hacia el destino inevitable en el que un misterioso e inmenso océano nos abrazará y nos convertirá en parte de un todo gigantesco donde no habrá  horizontes y  en el que nos sumergiremos sintiéndonos completos e inconmensurables siendo parte de otros millones de ríos llenos de historias de amor y sufrimiento, parte de algo que es mucho más que todo lo que hemos vivido o no vivido y mucho más que lo que imaginamos y aunque no lo queramos aunque no lo pensemos o ni siquiera lo imaginemos inexorablemente caeremos a ese océano en el que en un mismo instante llegaremos a nuestro destino final así como a nuestro principio y origen.

                                             Foto: Bob Wick

    

Wednesday, February 6, 2019

SALSA


Suenan los tambores golpeando las puertas de mi alma y de este corazón que ya no quería dar la bienvenida a nadie más, en algún momento  estuvieron muy  bien cerradas pero ahora me apuro para abrirlas  de par en par y por ellas entran corriendo la conga  y detrás el güiro, la clave, los timbales, la maraca, los trombones, el piano, la trompeta y todos los demás instrumentos dejando que la música se apodere de todos los sentidos y se lleve a cabo una vez mas  una fiesta.



Recuerdo que la primera vez que golpearon a la puerta fue años atrás, escuche el sonido de la conga desde lejos y me reúse a acercarme al picaporte para abrir esa puerta por la que recientemente se había ido la que hasta ese momento había sido el amor de mi vida , la casa estaba mucho  vacía y fría con su ausencia y en cierta forma yo encontraba placer en esa soledad sin deseos de que nadie ni nada ocupara el lugar que ella había ocupado. En aquel momento me asegure de poner otro cerrojo encerrándome en mi mismo un poco más. Desde el desolado espacio de mi alma oía con prejuicio los sonidos que del otro lado de las paredes sonaban pidiéndome entrar. Llevaba viviendo ya mucho tiempo en los Estados Unidos y pensaba que no debía de caer en el estereotipo del latinoamericano que baila salsa, sobre todo en una cultura anglosajona en la que el baile es menospreciado, también por otro lado en cierta forma yo me había quedado encarcelado en mi pasado plagado de música rock y había levantado paredes de intolerancia hacia otros géneros de música que ignorantemente consideraba en aquellos momentos inferiores. Mi reciente divorcio contribuía a mi aislamiento en el que me lamentaba una y otra vez por todo lo que había perdido. Fue una muy buena amiga norteamericana la que se dio cuenta de que yo necesitaba ser rescatado de mi absurdo naufragio antes de que me perdiera sin remedio en los mares de la obscuridad. Una noche me invito a una clase y a un social de Salsa, me dijo “¡veni proba! y si no te gusta no vuelvas más, pero almenos inténtalo” accedí a su invitación apáticamente sin saber que ahí en esa noche comenzaría la historia de amor mas real de mi vida, no, no con ella, sino con la mística y compleja música de salsa y es que esa noche ya no tendría final.

En aquella fiesta los bongos llegaron golpeando con fuerza las puertas y yo que tantas veces anteriormente me había negado a abrirles me acerque a la puerta y tan rápido como gire el picaporte las trompetas, los tambores, el piano y todos los instrumentos irrumpieron galopando para instalarse en el centro de mi corazón erradicando por completo no solo la soledad que me había dejado mi exesposa sino que desterrando además de un solo soplido de un solo golpe toda la soledad que tantos otros amores me habían dejado en el interior, llenando con ritmo y con melodía todos los rincones de mi ser y encendiendo otra vez el fuego de la chimenea que apagada había quedado después de tantos abandonos.
 Como una fiebre incontrolable poco a poco los sonidos se fueron transportando hacia los pies y hacia todas las fibras del resto de mi cuerpo que deseoso quería expresar los ritmos que ahora vivían en mi interior. Torpemente aprendí y continúo intentando aprender los pasos y los movimientos de este arte que nunca he logrado completamente dominar, pero al que adoro cabalgar como un caballo salvaje que inevitablemente me aleja de mis tristezas cuando más lo necesito.


                                             

  Y fue así que esta música  que no tiene edad y que bailan tanto los jóvenes como los viejos en todos los continentes,  fue así que esta melodía hecha de suaves caricias y duros golpes, que esta salsa hecha de la deliciosa combinación de acordes cargados con la historia negra de la esclavitud y condimentada con sufrimiento, con rebelión, fue así que esta salsa  cocinada al fuego lento de la esperanza y tan llena de dolor como de amor se convirtió en mi amante, mi confidente, mi salvación y mi cobijo ante este mundo nuestro cada vez mas indiferente. Y entonces en estos tiempos plásticos en los que todos y todo parece ser descartable encuentro en ella algo concreto y solido en que refugiarme de la lluvia fría de nuestra superficial sociedad. Suenan los tambores soplan las trompetas y junto con los acordes del piano vienen una vez más para apoderarse de mi cuerpo y para sumergirme en un trance en el que nada mas importa porque estos sonidos se han convertido en la medicina que sana las heridas que la guerras del amor me han dejado y que inevitablemente me llevan a bailar una canción más en un único y exclusivo momento en el que no existe ni  pasado ni  futuro y en el que solo existe ese presente en el que nos abrazamos ella y yo como si fuera siempre la primera vez. 



fotos:

                Matthew Kenwrick
              



Wednesday, August 8, 2018

LA VIDA ES UN ESPEJO


La noche está llena de estrellas y entre esas estrellas llenas de luz que mis cansados ojos observan también puedo ver el inmenso espacio de soledad y obscuridad que existe entre ellas, miro el universo que se despliega ante mi y reconozco que así como la noche esta tan llena de misterio, de luz, de obscuridad, de vacío y también de vida así también la realidad de cada uno de nosotros se encuentra llena de los mismos misterios y que somos  una reflexión del universo que es tan infinito hacia el exterior como así también hacia el interior de nosotros mismos donde se esconden en profundos rincones nuestros mas bellos sueños así como también nuestras peores pesadillas.
Luz y obscuridad, bien y mal, felicidad y tristeza, vida y muerte. El universo propio y externo esta compuesto de todas estas contradicciones y es que una cosa no podría existir sin la otra y aunque son opuestas  necesitan inevitablemente la una de la otra para poder existir y porque al final de cuentas todos estos sentimientos son como el cincel que va esculpiendo nuestra vida y quizás en ultima instancia nuestra alma.
Yo como vos cuando miro al presente, cuando miro el pasado, cuando miro hacia afuera y cuando miro hacia adentro encuentro en mi historia en la historia ajena, en la historia del mundo y de todo aquello que tiene vida, encuentro inevitablemente momentos de felicidad y alegría, momentos de dolor y tristeza, encuentro  paisajes del paraíso y paisajes de infiernos que a veces han sido un mismo paisaje, descubro momentos en los que la sabiduría o el descubrimiento han iluminado todo mi entorno y otros momentos en los que la torpeza, los errores y las equivocaciones me han lanzado a largas noches que parecían no tener un amanecer.
Ninguno de nosotros realmente sabemos como es que hemos llegado aquí, que o quien nos ha puesto en esta montaña rusa llena de vueltas, de subidas y bajadas y compuesta de interminables destellos de euforia y de terror. En ocasiones parece que todo lo tenemos bajo control, que todo tiene una lógica, que todo tiene un plan, que todo va de acuerdo a como nosotros lo hemos planeado en alguna otra dimensión antes de habernos subido a este cochecito que es ahora nuestra vida, pero en otras ocasiones nada parece tener sentido ni razón de ser y las vueltas y los giros nos llevan por caminos que jamás hubiéramos elegido y que sin embargo nos vemos obligados a recorrer porque estamos atados a este viaje con el cinturón de seguridad ajustado para no salir catapultados ante los violentos giros de la realidad.
Por momentos disfrutamos de tramos del recorrido y la sonrisa se nos dibuja en la cara, pero en otros tramos sufrimos y entramos en pánico y tan solo queremos que todo termine enseguida. Pero claro, como tantas otras cosas, no sabemos cuál sea la duración de este juego que se llama vida y del que tenemos un limitado control que tan solo llega hasta cierto punto.
Nuestras elecciones así limitadas junto con las tormentas de lo inesperado van moldeando nuestra historia, cincelando nuestro carácter nuestra personalidad y como dije en última instancia nuestro espíritu.  Podemos elegir si amamos o no amamos, podemos elegir si respetamos al otro o no lo respetamos, si nos respetemos a nosotros o no nos respetemos, si perdonamos o odiamos, elegimos si aprendemos de nuestras heridas o si nos ahogamos en ellas, si dejamos que las circunstancias y las casualidades nos definan como si no poseyéramos conciencia o capacidad de decisión  o si por el contrario imponemos nuestra conciencia nuestros valores y nuestros ideales para moldear la vida que queremos. Contantemente en esta montaña rusa de la que erróneamente creemos no tenemos control somos en cada vuelta, en cada esquina, en cada subida y en cada bajada confrontados con nuestros propios demonios, confrontados con nuestros sueños y nuestros miedos, en cada paso que damos hay una decisión pequeña o gigante que nos define y que afecta a quienes nos rodea y a quienes tenemos cerca y realmente queremos. Al final de cuentas casi sin saberlo somos los verdaderos arquitectos de esta montaña rusa en la que damos vueltas y vueltas mas de una vez repitiendo errores y aciertos.
 El combustible que nos alimenta es diferente y pude que no sea el mismo en cada circunstancia. Cada una de nuestras decisiones están basadas en todos estos distintos sentimientos y contradicciones: en nuestros miedos o en nuestra extrema confianza, en egoísmo puro o en el amor desinteresado, en esperanzas o desesperanzas, en frustraciones o en anhelos, en recuerdos u olvidos, en lecciones aprendidas o desperdiciadas, en una gran sabiduría o en la más completa estupidez. Puede ser que tomemos nuestras decisiones por mas de una de estas razones o por la combinación de varias de ellas y puede ser que en nuestra confusión creamos que decidimos hacer algo basados en el amor cuando en realidad lo hacemos basados en el miedo o viceversa. A veces destruimos la felicidad que tenemos y nos condenamos a nuestra propia soledad porque no creemos que nos merecemos la felicidad actual, otras veces descubrimos la felicidad y nos aferramos a ella y peleamos por ella y la defendemos porque hemos logrado perdonarnos de nuestros pasados errores y equivocaciones y porque hemos aprendido de nuestras caídas. Sea como sea una vez tomada nuestra decisión tendremos que aprender a vivir con las consecuencias que producen y que van creando este intrincado viaje con sus dolores y sus alegrías y que nos van acercando a nuestro inevitable final. Una vez detenido el tiempo lanzaremos con nuestros cansados ojos una mirada a ese infinito exterior o a ese infinito interior, realmente no importa cual miramos ya que el uno es reflejo del otro y nosotros somos el espejo. Entonces veremos finalmente en él más luz o veremos más obscuridad, veremos mejor las brillantes estrellas o veremos más claro los grandes huecos de soledad que existen entre ellas, al terminar el recorrido veremos si hay más bien o si hay más mal e inevitablemente sabremos si finalmente derrotamos a nuestros demonios o nos dejamos engañar y sucumbimos ante ellos, sabremos si nos mentimos a nosotros mismos o si descubrimos la verdad. Cuando el carrito se detenga después de la última caída en picada, nos desabrocharemos el cinturón de seguridad y no abra más nada que podamos cambiar, todas nuestras decisiones ya habrán sido tomadas, por las razones correctas o equivocadas o por la combinación de ambas. Miraremos por un momento hacia atrás para contemplar la arquitectura de nuestras vidas con la esperanza de que en ella haya mas belleza que horror y nos bajaremos para aventurarnos a ese misterioso infinito que será un reflejo del universo que nosotros hemos creado en este viaje.



  

Saturday, March 3, 2018

FIEL...



Llegaste hace mucho tiempo inesperadamente en los primeros años de mi niñez, tu frio abrazo me tomo por sorpresa y aún no sé si fue porque yo lo necesitaba o quizás más probablemente porque vos necesitabas abrazar a alguien y yo en ese instante frágil de inmensa perdida y confusión resulte estar demasiado cerca de vos. Me hiciste convivir con vos diariamente en aquellos primeros años no soltando ni un segundo de mi mano, jugábamos, dormíamos y despertábamos siempre juntos siempre inseparables. Un día no sé cómo ni porque te dije adiós y vos me miraste con tu triste sonrisa con tus bellos y abismales ojos y me contestaste “hasta pronto”. Y fue así que logre olvidarte y sentirme libre de tu melancólica presencia por un tiempo, aunque nunca logre sacudirme del todo la sensación de que me observabas desde las olvidadas esquinas o desde rincones inalcanzables, desde esas ventanas sin luz del vacío que, aunque no veo sé bien que existen.Después del dolor en una noche cerrada y trágica cumpliste con tu anunciada profecía y volviste. Entonces como la primera vez entraste sin anunciarte me diste un escalofriante beso y esta vez te apoderaste de todo lo que encontraste de mi herido corazón, de mi quebrada alma, de mis sentimientos, de mis miedos y mis deseos, lo tomaste todo dentro de tu puño y lo trituraste mientras me prometías ya nunca más abandonarme. Durante los siguientes años te convertiste en mi más fiel compañera, me susurraste poemas y música ahí en donde ya no hay tiempo ni distancias, me llevaste una y mil veces ahí donde no hay absolutamente nada. Sin embargo, con el paso de los años comencé a sentirme exhausto de tu tristeza y en vano intente perderte, recorrí mil lugares y viaje a países extraños, pero al llegar vos ya estabas ahí esperándome para recibirme dentro de tu conocido abrazo y para con tu presencia hacer de esos nuevos lugares algo ya familiar. Besé y me acosté con bellas mujeres intentando ponerte celosa para ver si así te irías de una vez por todas, pero vos simplemente te quedabas ahí callada y confiada y fue una noche que me tocaste la espalda con tu helada mano mientras yo intentaba ignorarte y me dijiste al oído “Yo siempre estaré aquí al lado tuyo todo lo demás es pasajero de eso yo me encargo”. Y no se fuiste vos, si fui yo, si fueron ellas, si no fue nadie o si fuimos todos, pero lo cierto es que cumpliste tu promesa y ayuntaste una por una sus presencias. Hoy sentado bajo el cielo sin estrellas todavía estas aquí como casi siempre al lado mío, solos vos y yo charlando de absolutamente nada y de todo al mismo tiempo, estas aquí llenando con tu perfume el cuarto como lo hiciste esa primera vez en que llegaste tan bella, tan segura, tan callada y majestuosa con ese abismal abrazo que no me hizo sentir mejor en aquel momento ni tampoco ahora pero que sigue siendo después de tantos años y de tantos fútiles amores todo lo que tengo y hoy como ayer me miras otra vez a los ojos como nunca nadie me ha mirado alcanzando la profundidad más íntima de mi ser y me vuelves a susurrar con absoluto silencio que me quieres y en tu beso infinito una vez más inevitablemente  me desmorono en vos… mí siempre fiel SOLEDAD.


foto: kevin The_Lonly_Street_Of_Dreams_1024x768jpg

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Monday, February 16, 2015

ARGENTINA

Me despierto envuelto en el manto de la obscura angustia al pensar tu nombre “Argentina” porque la sangre de un inocente  ha sido derramada nuevamente y el Estado se ha convertido otra vez en un asesino como lo fue tantas veces en nuestro tan vergonzoso pasado. El miedo se respira de nuevo en las desoladas calles y las grandes avenidas llenas de almas rotas y angustiadas que se han acostumbrado a vivir en la incertidumbre de una nación que desde hace años  se encapricha en caminar en sentido contrario al progreso y al crecimiento. La soledad se hace presente en cada uno de tus confundidos hijos que ante la epidemia de corrupción y de impunidad no encuentran donde poder reclamar porque el cáncer y la podredumbre del fanático poder ha  terminado por debilitar e infectar todas las instituciones y órganos vitales de una democracia que agoniza abandonada en una cama rodeada de caníbales que  la desprecian y odian pero que se alimentan  a mordiscos de su cada vez más débil cuerpo.
La intolerancia y el completo desprecio por quien piensa distinto desde siempre ha sido el virus que recorre e infecta tu sangre y que ha hecho que estés en constante guerra con vos misma y que termines una y otra vez destruyendo toda posibilidad de un mejor futuro. Vos que eras una nación destinada a tantas grandes cosas te arrastras hoy en la miseria de tu arrogancia y de tu destruida moral siendo devorada por las ratas del narcotráfico, la indiferencia, el odio y la miseria. En tu confusión y con tus alguna vez elegantes ropas hoy ya muy rasgadas, vendes desesperada tu cuerpo al mejor postor motivada más por el desprecio que por el amor. 
Una alarma suena en mi corazón y en el de tantos otros hijos tuyos que te vemos arrodillada y débil ante una enfermedad que no creíamos podía empeorar y que sin embargo siempre empeora, hoy  con tu dulce boca escupes la inocente sangre de uno de los tantos  que intentaba salvarte del mortal virus del irresponsable poder y tememos que sólo sea el comienzo de la inevitable fiebre que antecede a esa conocida “rabia” que creímos ya habíamos superado en la que nuestra sociedad caníbal enfrentaba a argentinos en contra de argentinos, poniéndonos en guerra entre nosotros mismos, asesinándonos, despareciéndonos y exiliándonos tan solo por la incapacidad de aceptar convivir con voces distintas que en definitiva son las que ponen límite a nuestro tantas veces desbordado y desequilibrado gobierno que no quiere reconocer  ni aceptar el fin para su locura y su afano.
Destruidas y débiles están las arterias de la comprensión, la honestidad, el respeto y la tolerancia, sin oxígeno los órganos vitales de la moral, la justicia y la independencia. Desfalleciendo te veo en tu lecho mientras deliras con la cabeza desbordada de deshonestidad y obstinación, mientras presiento tu espíritu temblar ante un dolor que siempre ha estado pero que ahora se ha hecho más agudo.
Hoy más que  nunca se hace urgente que tu sociedad  despierte y que te de un golpe de corriente que reactive el corazón  y el cerebro de esta democracia que nuevamente está a punto de morir a manos del despotismo de quienes se creen impunes.

 Fotografía: Clauz Jardim    


Sunday, September 7, 2014

Después de la tormenta

  Atrapado en el rincón de esta soledad me he quedado, las velas de mi embarcación quedaron rotas ante los furiosos vientos de la tempestad que ya ha pasado. Yo  me he quedado aquí en esta isla llena de arena y olvido varado y náufrago  mirando con tristeza ese mar que no hace mucho navegué seguro pero al que ahora tanto temo.
En el medio de esta nada a la que me ha arrojado el olvido me descubro frágil y débil cuando intento navegar y me hundo cuando intento volver a querer o volver a amar y ya no puedo porque por ahora todo me parece mentira, porque todo aparenta ser tan sólo un juego donde nada importan los sentimientos, donde no tiene peso ni mi alma ni tu alma y donde todo se reduce a un juego en el que el cuerpo diestro, la carne y la malicia pueden convencer al menos por un corto tiempo a  tontos inocentes que algo tan ficticio y puro como el amor pueda existir en este solitario rincón de un universo que hoy me parece lleno de vacío.
Sin embargo quiero creer que todo esto es solo una percepción del fugaz momento como una especie de trauma irracional que se produce después de una tragedia y que el tiempo llenará poco a poco ese vacío.
Intenté en algún momento escapar de este rincón de piedras en el medio del océano de la vida pero ese intento resultó inútil cuando encontré el rechazo a mis intenciones y el rechazo encontró la herida que yo ya había olvidado y la herida encontró la sangre que volvió a derramarse y en esa sangre  me ahogó la tristeza que volvió a encontrarme y que volvió a recordarme que estoy mejor, al menos por ahora, aquí atrapado en esta diminuta isla que intentando navegar en mi corazón roto un mar furioso e impredecible en el que otros más valientes y diestros marineros juegan junto con otros novicios e ignorantes de los peligros que los acechan.
Desde la distancia veo las olas subir y bajar. Miro como algunos disfrutan a pleno ese momento de felicidad cuando una corriente fortuita parece arrastrarlos tranquilos hacia algún imaginario destino pero también veo a otros estrellarse a toda velocidad contra los arrecifes del desengaño y la desilusión.
Sé que hay muchos que han quedado como yo varados en los bancos de arena del dolor y que hay otra incontable cantidad de náufragos que flotan desesperados por ser rescatados en las frías aguas de la soledad. De hecho comparto esta pequeña isla con otra náufraga que ha hecho campamento en el otro lado de la misma isla y nuestra amistad nos parece por ahora más real y más  segura que todas esas fantásticas historias de amor que otros cuentan o que nosotros mismos hemos vivido alguna vez y que se han quebrado y nos han quebrado dejándonos abandonados aquí a orillas de la playa contemplando el casco de nuestro corazón, que fue nuestra embarcación, completamente destrozado.
Sin embargo sé que es imposible permanecer aquí indefinidamente y que tendré que ingeniármelas para reparar esta embarcación que es mi corazón y lanzarme nuevamente al océano de la vida, tengo temor pues la última vez que lo intenté fracasé  miserablemente y el hueco de mi casco se abrió ante el choque de la primera ola de indiferencia con la que entró en contacto, entonces con apuro retrocedí al islote de mi soledad antes de que me volviera hundir en las profundidades de ese profundo, misterioso y cruel océano.


Estoy ahora aquí contando los amaneceres mientras intento encontrar calor en esta fogata en la que quemo ramas de buenos y malos recuerdos, reparando lo mejor posible el casco y las velas de mi corazón que es mi embarcación, estoy aquí confiando que pueda hacer un buen trabajo y que esta embarcación este lista en algún momento para arrojarse y entregarse a la aventura de la incertidumbre de ese océano que es el amor y confiado en que ese mar guarde no sólo los peligros que yo ya conozco sino también aventuras placenteras, islas paradisíacas y continentes llenos de promesas.